2ª Mano
La lectura de Magia depara la felicidad a quien admite gustoso el portento de la vida. Una comedia fantástica del creador del Padre Brown y Herejes. "Repetiré públicamente mi desafío; me jactaré de mi superioridad; insultaré tu corpulencia, torturaré a Belloc, si es preciso, pasaré a verte y te robaré el cariño de tu esposa con alardes atléticos e intelectuales, hasta que aportes algo al drama británico". Así desafía Bernard Shaw, su contrincante literario más señalado, a Chesterton. El resultado de ese reto es Magia, la primera obra dramática del autor de Ortodoxia y de Herejes. Shaw esperaba una "arlequinada mística", pero Chesterton respondió con una comedia fantástica, cargada con la sencilla fuerza de una parábola. La técnica escénica es singular y algunos de sus extravagantes parlamentos son arduos de pronunciar por los actores y aún más de asimilar por el público, pero Magia golpea la conciencia adocenada de la sociedad moderna con las verdades más canónicas. Habilidad pasmosa de Chesterton, que convierte en insólitas y escandalosas para la opinión respetable las certidumbres más corrientes. Magia es la celebración escénica del milagro de la vida. Milagro que no puede ser aceptado por el hombre moderno si no es bajo la ruin forma de lo paranormal, subproducto de una espiritualidad exhausta. La dicha, ha escrito Chesterton, es la expresión inconsciente de la gratitud por el hecho de estar vivos. La lectura de Magia depara la felicidad de quien admite gustoso y se acomoda, sin sensación apenas de esfuerzo, al portento de la vida.